El colesterol, junto con grasas y aceites, forma parte de la familia de los lípidos. Tiene muy mala prensa y sin embargo, es una molécula imprescindible para la salud.
Forma parte de las membranas de las células y es el precursor de importantes sustancias, como ciertas hormonas, la vitamina D y los ácidos biliares. Es tan importante que es sintetizado en el hígado por el propio organismo, y aunque algunos alimentos aportan colesterol, este aporte es mínimo e innecesario.
El colesterol es insoluble en agua y, para poder moverse por el organismo, tiene que unirse a ciertas proteínas que lo transportan, son las lipoproteínas, hay distintos tipos pero las principales transportadoras de colesterol son la LDL y la HDL.
Las LDL o lipoproteínas de baja densidad transportan el colesterol desde el hígado hasta los tejidos.
Son grandes y pegajosas por lo que, si las arterias están previamente dañadas, no resbalan y se acumulan en las paredes, impidiendo la correcta circulación de la sangre y aumentado el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por este motivo se conocen como "colesterol malo".
Su exceso es inducido por el consumo de grasas saturadas y grasas trans, y no tanto por el colesterol de los alimentos. Mientras que algunas grasas insaturadas pueden reducir los niveles de LDL.
Las HDL o lipoproteínas de alta densidad, se encargan de recoger el colesterol sobrante y llevarlo al hígado para que sea reciclado.
Niveles altos de HDL en relación a las LDL protegen contra enfermedades cardiacas. Por eso se le llama "colesterol bueno".
El consumo de grasas insaturadas aumenta los niveles de HDL, mientras que el consumo de grasas trans los disminuye.
El encargado de regular los niveles de colesterol es el hígado, por tanto niveles altos están indicando una sobrecarga de este órgano.
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mar (domingo, 13 abril 2014 09:47)
Estoy aprendiendo mucho mucho
comocomosano (domingo, 13 abril 2014 21:02)
Me alegro y espero que sigas aprendiendo.
Muchas, muchas gracias