Los minerales son elementos químicos imprescindibles para nuestra salud, ya que aunque las necesidades diarias son pequeñas, su deficiencia puede provocar muchas alteraciones. Cuando son necesarios en cantidades "muy pequeñas" se les llama oligoelementos.
El organismo no puede fabricarlos y debemos obtenerlos de los alimentos naturales y del agua, aunque también se puede incorporar alguno de ellos por la respiración o la absorción a través de la piel.
Ningún alimento es rico en todos los minerales que necesitamos y en las proporciones adecuadas, por eso es tan importante una dieta equilibrada y variada, para asegurar el aporte adecuado de todos ellos.
No aportan energía durante los procesos metabólicos, pero desempeñan importantes funciones.
-Equilibrio ácido-base, formando parte de las sustancias tampón que neutralizan los ácidos o las bases.
-Equilibrio hídrico, controlando la composición de los líquidos intra y extracelulares.
-Contracción muscular.
-Trasmisión del impulso nervioso.
-Coagulación de la sangre.
-Transporte a través de las membranas celulares.
No todos los minerales se asimilan con la misma eficacia, ya que influyen múltiples factores.
Una vez asimilados por el organismo, los minerales no permanecen estáticos, sino que son transportados a todo el cuerpo y eliminados por excreción. Tiene que existir un equilibrio entre los procesos de asimilación y excreción para evitar el déficit de minerales.
La carencia de minerales puede deberse, no solo a su falta de aporte, a una mala asimilación o a una eliminación excesiva, sino también a pérdidas producidas por su uso en la neutralización de los ácidos.
Un exceso de minerales también puede tener efectos negativos en nuestra salud, y como ya hemos visto, perjudicar la absorción de otros, por lo que hay que tener precaución con la suplementación de minerales.